jueves

Poema endecasílabo “Las causas” de Jorge Luis Borges

Los ponientes y las generaciones.
Los días y ninguno fue el primero.
La frescura del agua en la garganta
de Adán. El ordenado paraíso.
El ojo descifrando la tiniebla.
El amor de los lobos en el alba.
La palabra. El hexámetro. El espejo.
La Torre de Babel y la soberbia.
La luna que miraban los caldeos.
Las arenas innúmeras del Ganges.
Chuang -Tzu y la mariposa que lo sueña.
Las manzanas de oro de las islas.
Los pasos del errante laberinto.
El infinito lienzo de Penélope.
El tiempo circular de los estoicos.
La moneda en la boca del que ha muerto.
El peso de la espada en la balanza.
Cada gota de agua en la clepsidra.
Las águilas, los fastos, las legiones.
César en la mañana de Farsalia.
La sombra de las cruces en la tierra.
El ajedrez y el álgebra del persa.
Los rastros de las largas migraciones.
La conquista de reinos por la espada.
La brújula incesante. El mar abierto.
El eco del reloj en la memoria.
El rey ajusticiado por el hacha.
El polvo incalculable que fue ejércitos.
La voz del ruiseñor en Dinamarca.
La escrupulosa línea del calígrafo.
El rostro del suicida en el espejo.
El naipe del tahur. El oro ávido.
Las formas de la nube en el desierto.
Cada arabesco del calidoscopio.
Cada remordimiento y cada lágrima.
Se precisaron todas esas cosas
para que nuestra manos se encontraran

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Referencias a las que alude el poema “Las causas” de Jorge Luis Borges

La Torre de Babel y la soberbia” (leyenda bíblica)

Babel deriva del verbo hebreo “balbál” que significa confundir. Se trata de una leyenda bíblica referida al orgullo y la soberbia del hombre y de un dios iracundo, tal vez vengativo.
Cuenta la tradición que los hombres planean la edificación de una ciudad y de una torre que fuera lo suficientemente alta como para permitirles tocar el cielo y hacerlos famosos.
Esto provoca la furia de Dios, quien logra confundir a los hombres a partir de la difusión de diferentes lenguas.
La construcción de la Torre se interrumpe a raíz de la falta de comunicación entre los hombres.

“Chuang Tzu y la mariposa que lo sueña” (obra literaria)

Cuento: “Sueño de la mariposa” de Chuang Tzu

Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu. FIN

“Las manzanas de oro de las islas” (mitología griega)

Alude al duodécimo trabajo de Hércules (quien al servicio del rey Euristeo debió realizar doce trabajos para el monarca).
La tarea consistió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides (situado en las inmediaciones del monte Atlas).

“El infinito lienzo de Penélope” (poema homérico)

La Odisea de Homero cuenta que Penélope, esposa de Odiseo, rey de Ítaca, espera durante 20 años a que su marido regrese de la Guerra de Troya. Ella entretiene a sus pretendientes diciéndoles que se decidirá por uno de ellos cuando termine de tejer un lienzo que, en realidad, teje de día y desteje de noche.

“El tiempo circular de los estoicos” (filosofía)

Se refiere al “eterno retorno”. Se trata de una concepción filosófica postulada por primera vez por el estoicismo y retomada siglos después por Nietzsche.
Plantea que los acontecimientos se repetirán infinitamente en el mismo orden, tal como ocurrieron originalmente, sin ninguna posibilidad de variación.

“La moneda en la boca del que ha muerto” (creencia funeraria y mitología griegas)

Se trata de un ritual funerario practicado en la Grecia antigua que consistía en colocar una moneda en la boca del fallecido.
La moneda (de poco valor económico y mucho valor simbólico) serviría para pagar a Caronte, el barquero que transportaba de una orilla a la otra del río Aqueronte el alma del difunto hasta su destino final, el Hades.







“El peso de la espada en la balanza” (acontecimiento histórico)

Se relaciona con la expresión en latín “vae victis” que significa “Ay de los vencidos”. La frase hace notar la impotencia del vencido ante el vencedor, sobre todo en las negociaciones entre ambos.
En el año 390 antes de J.C., Breno, jefe galo sitia y vence a la ciudad de Roma. Negociar su retirada  de la ciudad a cambio de 327 kg. de oro. Cuando los romanos se quejan de que la balanza está “arreglada”, Breno arroja sobre ella su espada añadiéndole más peso aún y repitiendo la frase “vae victis”.

“César en la mañana de Farsalia” (acontecimiento histórico)

El 9 de agosto del año 48 antes de J.C. se enfrentan en Farsalia (Grecia) los ejércitos de Julio César y de Pompeyo Magno. La batalla en la que César vence suele ser considerada como el fin de la República y el comienzo del Imperio Romano.

“El rey ajusticiado por el hacha” (acontecimiento histórico)

Se trata de Ricardo III, rey de Inglaterra muerto en 1485, en la batalla de Bosworth (Leicester) a manos de William Gardinyr, quien lo asesina con un hacha. Se trata del último rey de Inglaterra muerto en batalla. Enrique Tudor (que luego será Enrique VII) lo sucederá en el trono.

“La voz del ruiseñor en Dinamarca” (obra literaria)

“El ruiseñor” es un cuento de hadas del escritor y poeta danés Hans Cristian Andersen, famoso por sus cuentos para niños.
El relato cuenta que cuando el emperador de China supo que uno de las cosas más bellas de su imperio era el canto de cierto ruiseñor, ordenó traerlo a palacio para poder admirar él también su melodía.
El ruiseñor accedió y el emperador quedó tan impresionado que no permitió que el pájaro regresara al bosque en el que vivía.
Sin embargo, tiempo después el monarca recibió de regalo un ave mecánica que simulaba el sonido del verdadero ruiseñor y perdió todo interés en éste, dejándolo marchar.
No obstante, el pájaro mecánico acabó por romperse y el emperador enfermó de muerte poco después.
En cuanto el verdadero ruiseñor se enteró de lo que estaba pasando regresó al palacio y entonó una bella canción que le devolvió la salud al monarca.

miércoles

JAVIER GONZALEZ PRESENTA A NIETZCHE

El filósofo del cual quisiera ocuparme hoy es Friedrich Nietzsche, nacido en 1844 y muerto en 1900.
Se trata de un intelectual que ejerció una influencia tal en la historia del pensamiento que prescindir de su obra implicaría no entender acabadamente  toda la filosofía del siglo XX.
Su crítica despiadada a la sociedad de su época, afectada por una profunda crisis de fe religiosa, busca la superación del “nihilismo” (en griego nihil: nada) reinante.
Ahora bien, el término “nihilismo” bajo la óptica de Nietzsche tiene al menos tres (3) acepciones posibles:
a) negación radical de todos los valores;
b) actitud de resentimiento a la vida; y
c) actitud del hombre, quien ante la noticia de que “Dios ha muerto”, pasa a considerar la existencia como algo absurdo.
En primer término debería hacerse mención al hecho de que Nietzsche antes de convertirse en filósofo fue un filológo clásico, es decir, un especialista en lengua, literatura y civilización antiguas, en su caso particular, respecto de la cultura griega.
En ese contexto se ve impresionado por el contraste existente en el mundo helénico, representado, por un lado, por las pasiones de las epopeyas homéricas (La Ilíada y La Odisea) y por las tragedias de Esquilo y de Sófocles; y por el otro, por la filosofía de Sócrates y sus alumnos Platón y Eurípides, dominada por la razón y caracterizada por la condena a las pasiones y a lo sensible.
El fondo de la realidad humana, sostenían los griegos de la época trágica, no estaba constituido por la razón sino por las pasiones, los deseos, el caos, lo irracional, y los sufrimientos derivados del conflicto y la contradicción.
Influenciado por esta visión del mundo escribe en 1872 “El origen de la tragedia”, obra en la que se pone de relieve el referido contraste, representado por la figura de los dioses Apolo (lo apolíneo representado por la apariencia, la proporción y la forma) y Dionisio (lo dionisíaco representado por la embriaguez, el salvajismo y los excesos), respectivamente.
En este sentido Nietzsche basa su filosofía en la materialidad de la vida, definida ésta como un devenir. 
Asimismo cabe traer a colación el pensamiento de Arthur Schopenhauer, por constituir el único bagaje filosófico de Nietzsche y su consuelo por un universo sin Dios.
En su obra cumbre “El mundo como voluntad y representación” Schopenhauer afirma que  el fondo de la realidad de los seres es la voluntad (representada por el deseo o las ganas de vivir), la cual, por ser ciega y por carecer de  una finalidad determinada, empuja al hombre hacia objetivos inconscientes e ilusiones, embaucándolo trágicamente.
El hecho de desear en forma incesante, empujado por una fuerza irresistible, irracional e inconsciente conduce al hombre a una especie de tortura del deseo.
En esta visión pesimista de Schopenhauer respecto de la vida del hombre en la Tierra existe, sin embargo, un escape momentáneo del sufrimiento que se logra a través del arte, más específicamente, mediante la música.
De allí la influencia que el músico Richard Wagner ejercerá, en un primer momento, sobre el joven Nietzsche, quien lo considerará el representante del renacimiento de la cultura europea por rescatar del pasado la tragedia griega. Más tarde el creciente nacionalismo del artista provocará el distanciamiento entre ambos.
En este punto cabe destacar que a diferencia de lo sostenido por Schopenhauer desde su ateísmo, Nietzsche verá en el anuncio de “la muerte de Dios” (en su obra “La gaya ciencia” de 1882) una maravillosa oportunidad de superación por parte del hombre, enfrentado a la libertad más absoluta.  
A lo largo de su vida Nietzsche conservará la idea de que la realidad es caótica, irracional, inconsciente y vinculada a los afectos. De este modo el pensamiento consciente, es decir, la razón, la filosofía y la moral se revela para él superficial y abstracto.
Bajo esta óptica sostiene que Occidente, con Sócrates y la filosofía a la cabeza, eligió intentar resolver el problema del mal, la guerra y el sufrimiento (o lo que en esencia podría definirse como la cuestión de las pasiones) desacreditando el cuerpo, lo sensible y hasta la vida misma, enfocándose en la razón, la justicia, la lógica, lo consciente y la virtud.
Mediante un estilo caracterizado por la utilización de párrafos cortos, aforismos y máximas Nietzsche se inclinará por acometer una empresa filosófica de crítica y anàlisis de la cultura contemporánea, escribiendo entre 1873 y 1876 “Consideraciones intempestivas”.
Afirma que la llamada “moral” occidental se parece más a una negación de los afectos y no es nada más que una enfermedad: la “debilidad” o “decadencia”, la cual, al no saber dominar las pasiones, las niega y las calumnia, atribuyéndoles todo el mal.
De esta forma la emprenderá contra toda la tradición occidental, enfrentándose, con mayor violencia y con exclusividad, con la moral cristiana (“El Anticristo” de 1888).
Ser fuerte es dominar el caos conflictual de los deseos. Es este aumento de la fuerza, y no la paz del alma por la negación de los deseos lo que Nietzsche llamará “felicidad” o “buen humor”, signo de excelente salud.
Por el contrario, la racionalidad y la moral de la civilización occidental resultan, a su criterio, síntomas de una enfermedad que postula la renuncia, la negación y la acusación, y se manifiesta en todos los campos: instituciones, ideologías políticas, creación artística o concepciones estéticas, ideales científicos y teorías del conocimiento, filosofía y teología.
De allí se derivan sus posturas cada vez más críticas hacia la democracia, el estatismo, el socialismo, el arte de Wagner (otrora admirado), los filósofos, el cristianismo, por considerarlos “hostiles a la vida”.
Desde esta perspectiva los grandes valores e ideales de Occidente son, desde Sócrates hasta Schopenhauer, ídolos huecos, negadores de la vida, pues el ideal supremo que los resume a todos ellos es un sepulcro vacío.
Ahora bien, una vez establecida la afirmación de que “Dios ha muerto” y de que fuimos nosotros los hombres quienes lo hemos matado (incluido el propio Nietzsche) viene, a mi criterio, lo mejor de su filosofía, ya que más allá del bien y del mal, de la muerte de Dios y del “nihilismo”, Nietzsche incita a la creación de nuevos valores afirmadores de la vida (valores dionisíacos) e invoca su idea del eterno retorno de lo idéntico (“Así habló Zaratustra” 1883 a 1885), en contra de la idea occidental y cristiana del progreso y la historia de la salvación.
El llamado “superhombre” (el hombre para Nietzsche se encuentra entra la bestia y ese ser que intenta superarse), lejos de la errónea interpretación efectuada por el nazismo, será entonces aquel capaz de amar toda la realidad, por más horrorosa y problemática que ésta sea, “adelante, atrás y por los siglos de los siglos”,  a pesar de la ausencia de sentido y de salvación.
Con el afecto de siempre.